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15 noviembre, 2011

Desplazados ambientales: el drama del siglo XXI

por Paula Rizzi

Hay 50 millones de desplazados ambientales en todo el mundo. Hace años que existen, pero el término recién cobró fuerza a inicios de este milenio. La degradación ambiental produce que sean cada vez más numerosos y vulnerables.

 

Escasez de alimentos, falta de agua potable, pérdida de tierras fértiles y desastres naturales son problemáticas cada vez más frecuentes y que se intensifican con el correr del siglo XXI. Este escenario demanda atender nuevos desafíos; los desplazados ambientales encabezan la lista.

Si bien este término era desconocido hace apenas unos años, a medida que aumentaron las problemáticas ambientales fue cobrando protagonismo hasta volverse uno de los mayores problemas a nivel mundial. Se trata de aquellas personas que, por los efectos del cambio climático, deben dejar sus hogares en busca de otros territorios aptos para vivir.

Existen poblaciones enteras que migran hacia el interior de su país o incluso fuera de él. El número de desplazados se duplicó en tan solo 15 años: en 1995 había alrededor de 25 millones de refugiados y en la actualidad este número alcanza los 50 millones, lo que supera la cantidad de migrantes por conflictos bélicos. Eso no es todo, según prevén los expertos para 2050, la cifra podría ascender a 200 millones.

Entre las grandes problemáticas que aceleran este proceso se encuentran la escasez de alimentos o de agua potable, como en el caso de comunidades de Chile, India o México, donde algunos acuíferos se vaciaron por completo y las personas debieron migrar hacia otras ciudades. Lo mismo ocurre con el proceso de desertificación, la deforestación de bosques o el aumento del nivel del mar, lo que podría afectar fundamentalmente a países como China, India, Indonesia, Pakistán, Filipinas, Corea del Sur, Tailandia y Vietnam.

A estas causas deben sumarse los desastres naturales como huracanes, tsunamis o terremotos, que desplazan inmediatamente a miles de personas que quedan sin trabajo y sin hogar, dependientes por completo de la ayuda estatal o comunitaria. Uno de los casos más reconocidos fue el tsunami de 2004 en el sudeste asiático, que desplazó a 2,2 millones de personas hacia otros países. Sin ir más lejos, se puede citar el terremoto de Chile en febrero de 2010, que obligó a miles de personas a reubicarse, muchas de ellas aún están viviendo en los cerros.

La Argentina no escapa a esta situación. Las inundaciones provocan el mayor número de desplazados ambientales, como ocurrió en 2003 en Santa Fe o en 2009 en Tartagal. También existen desplazados por las sequías, por ejemplo, en Córdoba miles de trabajadores rurales debieron migrar hacia otras zonas del país en busca de nuevas oportunidades laborales.

Por lo general, los desplazados ambientales se dirigen hacia el interior de sus países, donde las ciudades ya están superpobladas y colapsadas. En relación con esto, los expertos advierten que para 2030 unos 1700 millones de personas vivirán en barrios desfavorecidos, en viviendas deficientes y con escasos servicios de agua potable, sanidad y educación. Como si esto fuera poco, se prevé que el 75 por ciento de las poblaciones que recibirán a los migrantes serán aquellas ubicadas en las áreas más pobres del planeta, como África, Asia y América Latina.

A pesar de ser una problemática en constante crecimiento y que afecta a millones de personas, la figura del desplazado ambiental aún no ha sido considerada en las convenciones internacionales. La normativa creada en la Convención de Ginebra en 1951 se refiere a los refugiados políticos o raciales, por lo que los migrantes ecológicos aún están en serias condiciones de vulnerabilidad. Todavía no se reconoce que el cambio climático tiene grandes responsabilidades humanas y que se debe actuar en consecuencia. Resulta fundamental comprometerse, no solo a una reducción de emisiones contaminantes, sino también a políticas de adaptación y mitigación que permitan una mejor calidad de vida para quienes viven en permanente riesgo a causa del calentamiento global.