Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Menu +

Arriba

Top

24 octubre, 2012

En una sofocante tarde, bajo los árboles, Alicia ve correr a un conejo blanco, de chaleco, mirando consternado su reloj de bolsillo. La niña lo sigue a su madriguera, y ahí comienza la aventura en ese fantástico país.

 

Por Magdalena Martinucci

El 4 de julio de 1862, vio por primera vez la luz Alicia en el país de las maravillas. Hoy, a 150 años de su creación, se ha convertido en una de las obras más reconocidas a nivel mundial. En ese caluroso verano inglés, Charles Dogson, brillante matemático y lógico, lleva a las hijas del deán de la Chris Church, Henry Liddell, a recorrer el río Támesis en barco. Alice, de 10 años, le pide a Dogson un relato para entretenerse durante el paseo. En ese preciso momento, nace la fantástica historia de Alicia. Tres años después, es publicada con su título famoso. Dogson firma la obra con el seudónimo con el que sería conocido mundialmente: Lewis Carroll.

La muerte de su madre, en 1851, sume al escritor en la triste añoranza de volver a la infancia, donde fue feliz. Es así como se interesa en los juegos de los niños, en sus reglas implícitas y explícitas, y sobre todo, en aquellos mundos imaginarios que estos crean en cada ocasión recreativa.

Esta introducción tiene como propósito invitar al lector a adentrarse en el arte del «nonsense», para ir descubriendo la magia detrás de la literatura de Carroll y su continuación en las series televisivas inglesas actuales. Elegí como ejemplo de éstas últimas The Mighty Boosh, serie ácida y de humor absurdo que constantemente apela al ridículo y a lo ilógico.

El nonsense (sin sentido, en español) es una figura literaria ligada a las rimas y las formas de hablar infantiles, que aparecen en rondas y juegos. Su surgimiento data de la época manierista española, pero es en el siglo XX cuando adquiere los recursos más asombrosos, en las vanguardias históricas del dadaísmo, el postismo y el surrealismo. Como su nombre lo indica, la literatura del nonsense carece de sentido, pero esto no le quita valor. En una sociedad donde la lógica racional-instrumental, las responsabilidades cotidianas y la ciencia no dejan lugar a la invención, el nonsense nos permite escapar, aunque sea por unos minutos, hacia ese lugar que sólo existe en nuestros sueños.

Una de las características principales de la escritura de Carroll es la invención de palabras compuestas, conocidas como «portemanteau» o «palabras maleta». Por ejemplo, en el poema «Jabberwocky», que aparece en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, la niña comienza recitando:

Twas brilling,and the slithy toves

Did gyre and gimble in the wabe;

All mismy were the borogoves,

And the mome raths outgrabe.

(«Era el tarcal y los flexes terpines

girospaban y tregueaban en el redín;

los borogoves estaban misines

y los deros verdales muflaban sin fin»;

A través del espejo y lo que Alicia encontró allí,

Barcelona, Fontana, 2011, p. 30, traducción de Jorge A. Sánchez).

Sólo después de que uno de los personajes, Humpty Dumpty (el conocido huevo humanizado, sentado en el borde de una altísima pared), le explica a Alicia el significado de algunas palabras, entendemos a qué refiere el poema: el Jabberwocky es ese dragón (que aparece en la película dirigida por Tim Burton en 2010) al cual se enfrenta la ya crecida Alicia. También es, en un sentido más psicológico, el monstruo que nos acecha cuando soñamos, el sujeto de las pesadillas. Porque, al fin y al cabo, las aventuras de Alicia suceden en sueños. Y, al igual que la lógica onírica, donde las imágenes se unen, se transforman, se disocian, las obras de Carroll sufren infinitas mutaciones.

En el caso de The Mighty Boosh (la primera temporada data del año 2003), hay dos personajes principales: Howard Moon (Julian Barrat ) y Vince Noir (Noel Fielding) que, junto a personajes secundarios, transitan mundos y dimensiones paralelas, son perseguidos por monstruos travestidos y hasta participan en el fin del mundo, en el Nanagedón (un Armagedón liderado por abuelas). Esta serie cuenta además con absurdas canciones y coreografías que recuerdan la música disco de los años 70. Su éxito se debe a la inclusión de temáticas populares, como algunos estilos de música, por ejemplo el jazz y el funk, dentro de escenarios delirantes construidos con poco presupuesto. La calidad de la serie radica en el guión y en la actuación, más que en los efectos especiales de la televisión comercial. Las situaciones más disparatadas se dan cita en cada episodio.

Para aquellos que manejan bien el idioma inglés, les sugiero leer Alicia en su idioma original. Con las traducciones, la riqueza de los retorcidos juegos de palabras se pierde e impide que se entiendan las de por sí complejas escenas que se presentan en las obras.

A modo ilustrativo, voy a extraer un fragmento de la conversación que tienen Alicia y la Reina Blanca en A través del espejo:

«—¿Me estoy dirigiendo (adressing) a la Reina Blanca? —pregunta Alicia.

—Bueno, sí, si llamas a esto vestirse (a-dressing)».

En este caso, el lector puede notar cómo cambia el sentido de la conversación cuando se la lee en inglés. Esa riqueza propia del nonsense se vuelve, a veces, invisible con la traducción al castellano. Sin embargo, para no desanimarlos a que hojeen los libros de Carroll, pueden encontrar traducciones que incluyen un apartado especial donde se explican los juegos de palabras.

Si bien a las obras de este autor se las cataloga como literatura infantil, las reflexiones acerca del poder de la imaginación manifestada en los sueños abarca también al lector adulto. Sin ir más lejos, pensemos en la importancia que les otorgó Sigmund Freud a estos, para permitirnos dejar de lado, por un rato, otro tipo de lectura y adentrarnos en el mágico mundo de Alicia, para ser hechizados por la enigmática sonrisa de Mona Lisa del gato de Cheshire, o sentir temor ante la presencia de la Reina de Corazones y su eterna amenaza de decapitar a todo aquel que la contradiga.

En The Mighty Boosh existe una continuación en el uso de la lógica (ilógica) del sinsentido que permite trazar una línea a través de la cultura inglesa y trasladar a la actualidad de los medios de comunicación masivos estos recursos. Los lectores que no conozcan la serie pueden hallarla en YouTube, para deleitarse y aislarse un poco de su entorno…

Tanto Carroll en su Alicia como los realizadores de The Mighty Boosh nos permiten viajar a lugares inciertos, donde reinan el desconcierto y los juegos de palabras. Las imágenes saturadas de colores de la serie, así como las litografías de sir Tenniel en la primera edición de Alicia en el país de las maravillas, nos permiten visualizar sitios exóticos, personajes aun más extraños, y vivir, junto a ellos, las más extraordinarias aventuras.

El objetivo de esta nota es invitarlos a remontarse a aquellos años de la infancia, donde todo es posible, donde la magia y los sueños son tan reales como el desayuno, para permitirle al niño que vive en todos nosotros jugar a la ronda o bailar desaforadamente al ritmo de una pegadiza canción, reencontrándose con la inocencia y, sobre todo, con la perdida capacidad de asombrarse.

«Y así, como en un sueño, llegan a su fin las aventuras de Alicia sobre el tablero de ajedrez del mundo que se extiende detrás del Espejo, el mundo maravilloso de la niñez».

 [showtime]