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12 noviembre, 2015

Ambigüedad y fronteras en la obra de Estanislao Florido

Ambigüedad y fronteras en la obra de Estanislao Florido

Por Agustina Sarni y Amalia Maior

Le llevó años de experimentación. Como efecto,  ha logrado una obra contundente, profunda y lúdica; se llama Estanislao Florido y construye sus obras desde la pintura, pero se aleja de las herramientas  tradicionales – pincel, pintura y lienzo-, para reemplazarlas por instrumentos tecnológicos contemporáneos. Nomina su obra como « fronteriza, limítrofe, cercana a la pintura, a la animación digital» para saber más sobre su producción artística, en nombre de El Gran Otro lo entrevistamos.

¿Cuándo nace tu vocación por el arte?

Tengo formación en la Escuela de Bellas Artes, ahí desarrollé la carrera con especialidad en pintura, vengo de lo que es la vieja escuela de Bellas Artes, soy de la última camada.

Empecé un proceso de trabajo ligado más a las problemáticas contemporáneas, me desarrollé con un grupo de artistas y docentes con los que no había tanta diferencia de edad, entonces estábamos mucho más emparentados. Me acuerdo que ellos fueron quienes empezaron a traer más artistas contemporáneos de ese momento y a dar charlas. Con ellos fue mi primera obra ligada al video. Fue con tres televisores de tubo antiguos, y yo en ese momento quedé enganchado y sorprendido porque una cátedra de pintura nos permitió explorar otras posibilidades de lenguajes. Trabajé una escena sobre la idea de la comida: eran tres televisores en el piso con las pantallas para arriba donde en los extremos había dos comensales, un hombre y una mujer, en fragmentos corporales. En el centro iban circulando distintos tipos de carne y en esos televisores había leves movimientos, conformando una especie de instalación.

 Cuando termino de hacer eso y egreso de la Escuela de Bellas Artes, dejo de pintar y desarrollo un tipo de obras vinculadas a la tecnología, era la época en la que compré mi primer computadora y fue un momento en que empecé a acercarme a distintos tipos de programas,  me acuerdo que en ese momento usaba esos programas con el fin de desarrollar una obra pictórica, entonces en determinado momento desarrollé unas animaciones de objetos cotidianos o retratos de amigos a los cuales le asignaba alguna acción, como transformaciones o desconstrucciones y construcciones nuevas. En ese proceso yo sacaba una imagen y era lo que pasaba a pintura, con el tiempo me di cuenta que de esa forma también estaba descartando mucho material súper interesante y ahí  fue donde empecé a desarrollar otro lenguaje en el que intento transitar un camino más específico y más autónomo. De ahí sale mi primer grupo de animaciones digitales, yo estoy muy emparentado con el video y la tecnología en cierto sentido, pero lo que hago son animaciones, no filmo, construyo todo virtualmente.

¿Cómo llegas a relacionar y vincular tus animaciones digitales con la pintura?

En esa primera instancia surge un proyecto multi-player que son animaciones relacionadas con videojuegos, yo me retrotraía a los videojuegos de fines de los 80 y principios de los 90 con los cuales me vinculé temporalmente porque eran los juegos que yo usaba cuando era chico, eran muy básicos, de 8 y 16 bits. De este proyecto surge la serie «Cartonero», «Super Market Chinese Game» que tenía que ver con la problemática de los supermercados chinos, y otras más que tenían cierta lógica y estética de los videojuegos.

En determinado momento, vuelvo a re vincularme con mi costado de pintor a través de una obra clave, que es una revisión sobre Cándido López, y se llamó Battlefields. Yo en ese momento hice como un relevamiento a las obras que había en el museo nacional sobre Cándido López en la batalla de la triple alianza, y en ese momento tenían tres, no era como ahora que están casi todas. Entonces hice un proceso de registro fragmento por fragmento a la pintura con la tecnología de esa época, teniendo en cuenta que en ese momento yo era un artista joven y no tenía mucho dinero,  mi cámara digital no era de lo más indicada para ese trabajo. Finalmente hice un mapeo de esa obra y desarrollé una animación a partir de eso. Y esa animación era extraña en ese sentido ya que lo único que sucedía era el devenir del ejercito de un lado hacia el otro, era una animación muy larga, de aproximadamente cinco minutos.

¿Cómo surge Cartonero? ¿Cómo se desarrolló esa producción?

Cartonero se empezó a exhibir en el 2006, pero era un proyecto que comenzó en el 2003, y lo que pasó para que justamente surja Cartonero fue el 2001, no solo como crisis financiera sino también como una crisis particular que se da cuando finaliza una etapa. Eso, mas todo lo que sucedía alrededor fue lo que terminó en esa obra. Es una obra muy del momento.

¿Qué proyectos tenes para este año?

Ahora estoy por viajar a Italia, y luego voy a estar trabajando dos meses en Torino.

¿Con qué obra te sentís identificado?

La de Candido López seguramente, porque fue la que me revinculó. Es donde comienzo a ver la conexión entre pintura y video. «La ciudad perdida» también, es un video que desarrollé en el 2010 y es el fin de una trilogía más específica de esta relación entre pintura y video. Es una obra compuesta por tres capítulos entre 2009 y 2010.

¿Cómo describirías tu obra para quien no la conoce?

Yo lo describo como un tipo de obra fronteriza, limítrofe, cercana a la pintura, a la animación digital. Me gusta plantearlo como una película que no es película y como una pintura que no es pintura. Me parece más simple definirla desde la negación. Yo no me considero un pintor exquisito ni un videasta de gran peso. Creo que circulo entre medio de ambos lenguajes.

 La obra de Estanislao Florido,  se caracteriza por la experimentación con las nuevas tecnologías, terreno ambiguo en el cual construye su arte y se realiza como artista.