Por Marifé Marcó

Dice Carl Theodor Dreyer, director de cine y guionista danés: «La esencia más íntima del cine es una necesidad de verdad», y Camilo Polotto ha logrado una abigarrada síntesis de verdades, esas que solo pueden decirse a través del arte. Camilo maneja con maestría la estética-narrativa en Diseminar, película premiada en el 2015 (guionada, dirigida y protagonizada por el joven director-actor) en la que presenta no solo sujetos, sino las subjetividades envueltas en conflictos, esos que dejan ver el alma humana. Para conocer más sobre su trayectoria y proyectos, El Gran Otro lo entrevistó.

Hablemos de Diseminar… Diseminar es un proyecto independiente que surgió primero desde la escritura, no con una estructura de guion, sino desde lo narrativo y descriptivo. Tenía muchas imágenes, era muy sensorial. Lo escribí en varias partes, primero fue como un vómito, bien impulsivo y después eso fue necesario reestructurarlo de a poco. Fue ahí donde entró Julieta (Javkin) y un par de personas amigas a quienes se lo empecé a mostrar, y a raíz de eso lo iba acomodando en mi cabeza y en la escritura.

¿Fuiste premiado por Diseminar? Sí, todo me sorprendió mucho porque fue el primer festival en el que quedé seleccionado, y fue elegido como mejor corto nacional en «El Festival de Cine sobre Diversidad Sexual y Género Espacio Queer» de La Plata. Los jurados eran Santiago Loza y Dani Umpi, y son ellos quienes decidieron la mención. ¿Y también participaste de una Bienal? Estuvo en varios festivales internacionales como el «Merlinka» de Serbia, «DIVA» de Chile, o el «LesGaiCineMad» de España, como así también en varios festivales en Argentina.

¿Cuáles son tus referentes? En cine hay muchos directores que me conmueven y que me atrapan. Bergman es uno, Leonardo Favio también tiene algo que me parece maravilloso, fue un autodidacta y eso me hace apreciarlo más. Carlos Saura también me vuelve loco, Sofía Coppola, Gus Van Sant, Cassavetes, solo por nombrar algunos. Tengo un espectro muy amplio de directores que me gustan mucho y me estimulan.

Diseminar es profundo, bucea en la subjetividad del alma humana, ¿tu nuevo proyecto va a seguir esa línea? Es más narrativo y lineal, tiene más estructura, por lo cual no entraría en esa clasificación. Ya no es algo experimental. Lo de transgredir o no, no sé, no es algo que yo me proponga como resultado. Solo hago lo que me gusta y sigo ese impulso.

¿Algún proyecto para este año? Estoy trabajando en algo mío que quiero filmar. Es un corto o más bien un mediometraje en realidad, que tiene cuatro etapas distintas. Surgió a partir de un taller de actuación para niños y adolescentes en el que doy clases. Actúan tres niñas, lo escribí pensando en ellas actuando junto a actores profesionales. Una primera parte ya se filmó el año pasado y ahora estoy buscando fondos para poder seguir filmando. A diferencia de Diseminar -que se dio muy entre amigos, éramos cuatro en el equipo en total-, ahora hay mucha más gente involucrada y los tiempos son otros. Requiere más compromiso y paciencia trabajar con gente que se va sumando de onda.

Camilo Polotto nació en Buenos Aires en 1991. Se formó como actor desde pequeño con maestros como Roxana Randón, Augusto Fernandes, Javier Lorenzo y Nora Moseinco, entre otros. También investigó técnicas de expresión corporal, clown y mimo-teatro de la mano de Rodolfo Sardu, Doris Petroni; y en danza contemporánea con Florencia Vecino. En escritura tomó clases con Gael Policano Rossi. En teatro realizó trabajos como Collares de flores (dir. Maria Rosa Pfeiffer), Un bulldog (dir. Pablo D’Elia), Ensayo de Eros (dir. Silvio Lang), partcipo en Under de si (dir. Luis Garay y Diego Bianchi), producción para Teatro Argentino de La Plata- TACEC. Mi tristeza sería la misma , y Patricio Contreras dice Nicanor Parra (dir. Alejandro Tantanian), Empiecen sin mi (dir. Santiago Loza). En cine trabajó en los largometrajes Cuatro Cuartos de Sebastian Zayas, Gulliver de María Alché, Colores de Mailen Melero y La gente parece cosas de Juan Ribelli.

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