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7 octubre, 2011

Diez años del Malba: malba.cine

Por: Diego Curubeto.

Fernando Martín Peña: «Proyectar el cine en fílmico»

El ciclo de cine del Malba es la cita obligada para los cinéfilos que prefieren la experiencia de ver todo en fílmico. Fernando Martín Peña, su director, hace un balance de sus actividades y revela sus nuevos proyectos.

El público porteño se ha venido acostumbrando, a lo largo de la última década, al placer de ir al cine a ver una copia nueva de clásicos como El ciudadano, de Orson Welles, o Una noche en la ópera, de los Hermanos Marx. En realidad, esos placeres cinéfilos solo existen en el Malba, prácticamente en ningún otro lugar. El encargado de Malba Cine y factótum esencial de todas estas hazañas cinéfilas es Fernando Martín Peña, a quien se puede ver en televisión junto a Fabio Manes en las trasnoches de canal 7 en el programa Filmoteca (aunque ese es otro placer cinéfilo para analizar en alguna otra ocasión).

 

 

Para Peña, hay un objetivo básico como propuesta inicial de todas las actividades en el cine del Malba: «poder hacer todas las proyecciones en fílmico, obviamente, salvo cuando se trata de una película independiente en video o algún soporte digital. Pero eso era lo más importante, proyectar el cine en fílmico, y es algo que nunca dejamos de hacer».

Esto puede parecer obvio, pero no lo es en absoluto.  A medida que el dvd iba reemplazando las actividades de otras cinematecas del circuito cultural argentino, en el Malba se hizo ley que todo clásico iba a poder verse en soporte fílmico de 16 o35 mm, pero nunca iba a ser reemplazado por un video o dvd, formatos que la gente puede ver en su casa.

Para Peña, hay otros detalles importantes para destacar, como la exhibición de clásicos y, por qué no, también rarezas del período mudo con el acompañamiento de música en vivo.  Esta actividad, que ya es toda una tradición en el Malba, empezó con algunos de los filmes más famosos del expresionismo alemán, como Nosferatu o El gabinete del doctor Caligari, casi siempre acompañados por la National Film Chamber Orchestra, liderada por el eximio guitarrista —discípulo de Robert Fripp— Fernando Kabusacki, que en algunas funciones ya legendarias, como la de El fantasma de la Ópera (protagonizada por Lon Chaney) tuvo músicos invitados del nivel del mismísimo Charly García. En este momento, la película más celebrada exhibida con música en vivo es la nueva versión de Metropolis de Fritz Lang, restaurada en Alemania luego del hallazgo de Fernando Martín Peña de la única versión completa —que se creía perdida— en la ciudad de Buenos Aires.

Otros hitos entre las actividades de Malba Cine que rescata Peña son los estrenos regulares de cine independiente argentino, algo que sin duda ha ayudado a fomentar la actividad cinematográfica, ya que algunas películas que no encontraban la difusión adecuada, finalmente la encontraron en las funciones del Malba. A veces, cuenta Peña, dio un lugar a películas que hubieran pasado totalmente desapercibidas: «Un ejemplo es La Antena, de Esteban Sapir, que se estrenó y duró muy pocos días en salas convencionales, pero luego empezamos a darla en la trasnoche de los sábados en el Malba, y gracias al boca a boca, estuvo casi un año en cartel». Actualmente, otro ejemplo de estas exhibiciones de cine indie argentino es un éxito de taquilla como El estudiante, que agota las localidades en todas las funciones.

En cuanto al cine argentino, Peña se muestra particularmente orgulloso del interés del Museo por hacer copias nuevas de filmes argentinos como Invasión, de Hugo Santiago —que también fue editada en dvd por el Malba—, con varios títulos ya reestrenados de este modo, entre ellos The Players vs. Ángeles caídos de Alberto Fischerman, producciones de Aries Cinematográfica como el opus rockero Hasta que se ponga el sol, o (Puntos suspensivos) la ópera prima de Edgardo Cozarinsky que todavía está en etapa de laboratorio. «También, desde el museo, compramos clásicos de cine hispanoparlante para reestrenar en copia nueva», explica Peña, «por ejemplo, El castillo de la pureza de Arturo Ripstein».

Por supuesto, además de seguir con todas estas actividades, que abarcan filmes de estilos totalmente diversos, hay nuevos planes para el futuro. «Estamos planeando invitar a archivos de toda América Latina para que traigan y muestren las últimas películas que hayan encontrado. Sería una especie de encuentro de cinematecas organizado por el Malba. También surgió el proyecto de elegir algunas de las diez películas que rescatamos nosotros para que circulen por distintos países; la idea sería que la Filmoteca de cada país seleccione la película que más le interese».

Por último, también está en consideración expandir las salas y utilizar parte del patrimonio fílmico que se encuentra en pasos menores, lo que abriría un buen abanico de posibilidades, dada la gran cantidad de material que podría proyectarse en super 8 o incluso el legendario paso de 9 y medio, que tenía las perforaciones en el medio de cada fotograma.

 

Por: Diego Curubeto.Por: Diego Curubeto.

Fernando Martín Peña: «Proyectar el cine en fílmico»

El ciclo de cine del Malba es la cita obligada para los cinéfilos que prefieren la experiencia de ver todo en fílmico. Fernando Martín Peña, su director, hace un balance de sus actividades y revela sus nuevos proyectos.

El público porteño se ha venido acostumbrando, a lo largo de la última década, al placer de ir al cine a ver una copia nueva de clásicos como El ciudadano, de Orson Welles, o Una noche en la ópera, de los Hermanos Marx. En realidad, esos placeres cinéfilos solo existen en el Malba, prácticamente en ningún otro lugar. El encargado de Malba Cine y factótum esencial de todas estas hazañas cinéfilas es Fernando Martín Peña, a quien se puede ver en televisión junto a Fabio Manes en las trasnoches de canal 7 en el programa Filmoteca (aunque ese es otro placer cinéfilo para analizar en alguna otra ocasión)

Para Peña, hay un objetivo básico como propuesta inicial de todas las actividades en el cine del Malba: «poder hacer todas las proyecciones en fílmico, obviamente, salvo cuando se trata de una película independiente en video o algún soporte digital. Pero eso era lo más importante, proyectar el cine en fílmico, y es algo que nunca dejamos de hacer».

Esto puede parecer obvio, pero no lo es en absoluto.  A medida que el dvd iba reemplazando las actividades de otras cinematecas del circuito cultural argentino, en el Malba se hizo ley que todo clásico iba a poder verse en soporte fílmico de 16 o35 mm, pero nunca iba a ser reemplazado por un video o dvd, formatos que la gente puede ver en su casa.

Para Peña, hay otros detalles importantes para destacar, como la exhibición de clásicos y, por qué no, también rarezas del período mudo con el acompañamiento de música en vivo.  Esta actividad, que ya es toda una tradición en el Malba, empezó con algunos de los filmes más famosos del expresionismo alemán, como Nosferatu o El gabinete del doctor Caligari, casi siempre acompañados por la National Film Chamber Orchestra, liderada por el eximio guitarrista —discípulo de Robert Fripp— Fernando Kabusacki, que en algunas funciones ya legendarias, como la de El fantasma de la Ópera (protagonizada por Lon Chaney) tuvo músicos invitados del nivel del mismísimo Charly García. En este momento, la película más celebrada exhibida con música en vivo es la nueva versión de Metropolis de Fritz Lang, restaurada en Alemania luego del hallazgo de Fernando Martín Peña de la única versión completa —que se creía perdida— en la ciudad de Buenos Aires.

Otros hitos entre las actividades de Malba Cine que rescata Peña son los estrenos regulares de cine independiente argentino, algo que sin duda ha ayudado a fomentar la actividad cinematográfica, ya que algunas películas que no encontraban la difusión adecuada, finalmente la encontraron en las funciones del Malba. A veces, cuenta Peña, dio un lugar a películas que hubieran pasado totalmente desapercibidas: «Un ejemplo es La Antena, de Esteban Sapir, que se estrenó y duró muy pocos días en salas convencionales, pero luego empezamos a darla en la trasnoche de los sábados en el Malba, y gracias al boca a boca, estuvo casi un año en cartel». Actualmente, otro ejemplo de estas exhibiciones de cine indie argentino es un éxito de taquilla como El estudiante, que agota las localidades en todas las funciones.

En cuanto al cine argentino, Peña se muestra particularmente orgulloso del interés del Museo por hacer copias nuevas de filmes argentinos como Invasión, de Hugo Santiago —que también fue editada en dvd por el Malba—, con varios títulos ya reestrenados de este modo, entre ellos The Players vs. Ángeles caídos de Alberto Fischerman, producciones de Aries Cinematográfica como el opus rockero Hasta que se ponga el sol, o (Puntos suspensivos) la ópera prima de Edgardo Cozarinsky que todavía está en etapa de laboratorio. «También, desde el museo, compramos clásicos de cine hispanoparlante para reestrenar en copia nueva», explica Peña, «por ejemplo, El castillo de la pureza de Arturo Ripstein».

Por supuesto, además de seguir con todas estas actividades, que abarcan filmes de estilos totalmente diversos, hay nuevos planes para el futuro. «Estamos planeando invitar a archivos de toda América Latina para que traigan y muestren las últimas películas que hayan encontrado. Sería una especie de encuentro de cinematecas organizado por el Malba. También surgió el proyecto de elegir algunas de las diez películas que rescatamos nosotros para que circulen por distintos países; la idea sería que la Filmoteca de cada país seleccione la película que más le interese».

Por último, también está en consideración expandir las salas y utilizar parte del patrimonio fílmico que se encuentra en pasos menores, lo que abriría un buen abanico de posibilidades, dada la gran cantidad de material que podría proyectarse en super 8 o incluso el legendario paso de 9 y medio, que tenía las perforaciones en el medio de cada fotograma.

Por: Diego Curubeto.Por: Diego Curubeto.

Fernando Martín Peña: «Proyectar el cine en fílmico»

El ciclo de cine del Malba es la cita obligada para los cinéfilos que prefieren la experiencia de ver todo en fílmico. Fernando Martín Peña, su director, hace un balance de sus actividades y revela sus nuevos proyectos.

El público porteño se ha venido acostumbrando, a lo largo de la última década, al placer de ir al cine a ver una copia nueva de clásicos como El ciudadano, de Orson Welles, o Una noche en la ópera, de los Hermanos Marx. En realidad, esos placeres cinéfilos solo existen en el Malba, prácticamente en ningún otro lugar. El encargado de Malba Cine y factótum esencial de todas estas hazañas cinéfilas es Fernando Martín Peña, a quien se puede ver en televisión junto a Fabio Manes en las trasnoches de canal 7 en el programa Filmoteca (aunque ese es otro placer cinéfilo para analizar en alguna otra ocasión)

Para Peña, hay un objetivo básico como propuesta inicial de todas las actividades en el cine del Malba: «poder hacer todas las proyecciones en fílmico, obviamente, salvo cuando se trata de una película independiente en video o algún soporte digital. Pero eso era lo más importante, proyectar el cine en fílmico, y es algo que nunca dejamos de hacer».

Esto puede parecer obvio, pero no lo es en absoluto.  A medida que el dvd iba reemplazando las actividades de otras cinematecas del circuito cultural argentino, en el Malba se hizo ley que todo clásico iba a poder verse en soporte fílmico de 16 o35 mm, pero nunca iba a ser reemplazado por un video o dvd, formatos que la gente puede ver en su casa.

Para Peña, hay otros detalles importantes para destacar, como la exhibición de clásicos y, por qué no, también rarezas del período mudo con el acompañamiento de música en vivo.  Esta actividad, que ya es toda una tradición en el Malba, empezó con algunos de los filmes más famosos del expresionismo alemán, como Nosferatu o El gabinete del doctor Caligari, casi siempre acompañados por la National Film Chamber Orchestra, liderada por el eximio guitarrista —discípulo de Robert Fripp— Fernando Kabusacki, que en algunas funciones ya legendarias, como la de El fantasma de la Ópera (protagonizada por Lon Chaney) tuvo músicos invitados del nivel del mismísimo Charly García. En este momento, la película más celebrada exhibida con música en vivo es la nueva versión de Metropolis de Fritz Lang, restaurada en Alemania luego del hallazgo de Fernando Martín Peña de la única versión completa —que se creía perdida— en la ciudad de Buenos Aires.

Otros hitos entre las actividades de Malba Cine que rescata Peña son los estrenos regulares de cine independiente argentino, algo que sin duda ha ayudado a fomentar la actividad cinematográfica, ya que algunas películas que no encontraban la difusión adecuada, finalmente la encontraron en las funciones del Malba. A veces, cuenta Peña, dio un lugar a películas que hubieran pasado totalmente desapercibidas: «Un ejemplo es La Antena, de Esteban Sapir, que se estrenó y duró muy pocos días en salas convencionales, pero luego empezamos a darla en la trasnoche de los sábados en el Malba, y gracias al boca a boca, estuvo casi un año en cartel». Actualmente, otro ejemplo de estas exhibiciones de cine indie argentino es un éxito de taquilla como El estudiante, que agota las localidades en todas las funciones.

En cuanto al cine argentino, Peña se muestra particularmente orgulloso del interés del Museo por hacer copias nuevas de filmes argentinos como Invasión, de Hugo Santiago —que también fue editada en dvd por el Malba—, con varios títulos ya reestrenados de este modo, entre ellos The Players vs. Ángeles caídos de Alberto Fischerman, producciones de Aries Cinematográfica como el opus rockero Hasta que se ponga el sol, o (Puntos suspensivos) la ópera prima de Edgardo Cozarinsky que todavía está en etapa de laboratorio. «También, desde el museo, compramos clásicos de cine hispanoparlante para reestrenar en copia nueva», explica Peña, «por ejemplo, El castillo de la pureza de Arturo Ripstein».

Por supuesto, además de seguir con todas estas actividades, que abarcan filmes de estilos totalmente diversos, hay nuevos planes para el futuro. «Estamos planeando invitar a archivos de toda América Latina para que traigan y muestren las últimas películas que hayan encontrado. Sería una especie de encuentro de cinematecas organizado por el Malba. También surgió el proyecto de elegir algunas de las diez películas que rescatamos nosotros para que circulen por distintos países; la idea sería que la Filmoteca de cada país seleccione la película que más le interese».

Por último, también está en consideración expandir las salas y utilizar parte del patrimonio fílmico que se encuentra en pasos menores, lo que abriría un buen abanico de posibilidades, dada la gran cantidad de material que podría proyectarse en super 8 o incluso el legendario paso de 9 y medio, que tenía las perforaciones en el medio de cada fotograma.

Por: Diego Curubeto.