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1 enero, 2013

Artes visuales

Préstale tus oídos a la música, abre tus ojos a la pintura y… ¡deja de pensar! Pregúntate solamente si el esfuerzo te ha permitido pasear dentro de un mundo hasta entonces desconocido. Si la respuesta es sí, ¿qué más quieres?

Wassily Kandinski

Por: Massimo Scaringella

El acontecimiento creativo no es social, sino estrictamente individual: se mira y se descubre que forma y color son metáforas de espacio y de vida, más allá de cuadros ideológicos o verdades reveladas. Y es por esto que lo representado es digno de extrema atención por sus razones y su mismo ser. Es cierto que la obra de arte es casi siempre un contenedor de fuerzas y tensiones que se aplacan solo con el contacto abierto de aquel que observa el encanto y la inquietud del artista. Cada engranaje de la estructura creativa articulada constituye, a través de las diferencias de la materia y del color, una fuerte asociación evocativa y emotiva que nos hace entrar más allá de las imágenes de la obra misma.

Esta es la estructura que el artista elabora, y esta forma vive objetivamente y teóricamente, abriéndose al espectador con la fascinación de un mundo equilibrado que es al mismo tiempo emoción y deseo arquetípico. Si se logra entrar en los diversos mecanismos por los cuales se mueve la obra de arte, se adquiere un nuevo método de pensamiento que, fuera de la percepción cognitiva exterior en la cual conviven la quietud y el movimiento, nos permite una nueva captación mental, cuando no también física.

En esta óptica se inserta el artista ítaloargentino Eduardo Pla, quien ha explorado firmemente, a lo largo de su trayecto creativo, una manera innovadora y experimental de investigación dentro del lenguaje estético, pero sosteniendo al mismo tiempo una intensa mirada a la historia del arte en su elaboración conceptual, dándonos así, en el transcurso de estos largos años, la visión de un mundo solo aparentemente modificado por el uso de las tecnologías digitales.

La gran especificidad de su lenguaje creativo está, por lo tanto, en un sabio uso del color y la luz entendidos como síntesis digital. El color y la luz, los elementos principales de la visión: el ojo humano percibe inicialmente la luz y los colores, luego de lo cual, a través de su capacidad de elaboración cerebral, distingue las formas y el espacio en el que se encuentran.

La mayor parte de la experiencia pictórica occidental, salvo algunas excepciones, se ha basado siempre en la representación de las formas y del espacio en la síntesis dela luz. Elartista ha valorado siempre con gran sabiduría el impacto plástico y emotivo del color, incluso cuando, abandonando su formación digital, afronta la tela clásica del pintor.

En estas series pictóricas es evidente la ascendencia geométrica en la cual los signos devienen en gestos y los gestos devienen en colores. El color deviene en materia, o a menudo no materia sino solo visión, como en el caso de lo digital. Genera así una pintura emotiva que nos concentra en un gesto nítido que determina la especialidad de la mirada y de la memoria. Un mundo complejo que analiza un modo de comprender y de representar tanto a nosotros como nuestro universo de imágenes, lugares y sensaciones existenciales.

Otra aplicación del cromatismo erudito de Eduardo Pla es la relación entre color y movimiento, en la cual se propone producir efectos simultáneos y contrastantes entre sí mediante una unión mediática y diligente de gamas de colores con diversa luminosidad.

Tal mecanismo crea una sensación diferente de perspectiva y una sorprendente asimilación del color. El conjunto invita al espectador a admirar un mundo material que lo lleva hacia lo inmaterial: sea en la obra meramente pintada, sea en una pantalla de video, el resultado es a menudo el mismo.

Paul Valéry escribió: «Más allá de la visión cuantificada de la ciencia y fuera de la visión solemne de la historia, hay una visión más rica, más difícil de representar, más singular del tiempo, aquella del tiempo-que-acontece, que nos abre tanto al estupor como al choque azaroso de la historia que, para ser fiel a su propia naturaleza, el hombre debe volver a habitar».

La tecnología digital ha sido, por lo tanto, para él, un giro perfectamente coherente. Desde un principio, Pla contamina la pintura manual con la intervención de nuevos instrumentos informáticos y avanzadas tecnologías de impresión, a las que agrega la forma tridimensional, con el design y la perfomancer, entendidas como instalaciones, y el video, como interacciones con los ciclos pictóricos, en los cuales reviste una gran importancia la evolución de la esfera como centro del mundo o como el centro del universo en una visión coherente y ecologista. Un viraje técnico fundado en principios precisos y un conocimiento teórico del devenir artístico que, en un largo discurso lineal de ya varias décadas, lo ha llevado al anulamiento de la diferenciación técnica en la cual normalmente se dividen las dicotomías del arte.

La imagen, por lo tanto, a menudo móvil, define las fases cinéticas de la gestualidad, el movimiento espacial del volumen pintado, en particular sus famosísimas esferas inflables, la relación abierta con los materiales y los colores, el espacio y el concepto. Cerrando los cuatro puntos cardinales expresivos, «el signo, el gesto, el color y la materia», dentro del impulso sintético del montaje digital, confirma bajo perfecto control una contaminación no solo visual sino también de la historia.

«El arte es magia liberada de la mentira de lo real» (T. W. Adorno).

Los confines futuros serán ciertamente otros, las experimentaciones se multiplicarán, ciertas soluciones seguirán la evolución tecnológica de los medios, manteniéndose seguramente inalterada su forma de relacionarse con la creatividad contemporánea como prólogo o como epílogo de la evolución de las formas visuales.

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