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16 julio, 2015

LaPsus Calami

Por Ilda Rodriguez

LaPsus Calami

Preliminares

Si hay una noción, una categoría digna de considerarse nodular en nuestro psicoanálisis,  no dudamos en afirmar que Das Unheimliche merece ocupar ese lugar. Uno de los motivos de esta afirmación –no el único, por supuesto– se basa en que llama a ser conjugada tanto en la intensión como en la extensión del psicoanálisis. Así es que nos encontramos en este número de LaPsus Calami dedicado a su despliegue, no sin interrogar sus relaciones con otro concepto mayor, cual es el de la angustia. En efecto, es dable verificar en los artículos, entrevistas, conversaciones y notas de lectura que lo componen, que aquel constituye un campo ineludible de la praxis y de la experiencia del psicoanalista. ¿Adónde vamos con esta afirmación? A que, a diferencia de otros conceptos “exportados” por el psicoanálisis hacia diversas disciplinas y cuestiones de la cultura, el vocablo unheimliche fue afianzado por Freud mucho antes de la redacción del artículo así denominado –previamente a introducirlo como concepto– y haciendo hincapié, también, como categoría de la estética. Ello nos confronta con que “[…] a menudo el psicoanálisis no tiene sino que recobrar lo que es suyo”[1] –como insinúa Lacan–, ya que se trata del constante procesamiento de las nociones nacidas en el suelo de otras disciplinas y que son “importadas” para el psicoanálisis, por la vía del tratamiento riguroso de las mismas y no sin el fundamento arraigado en la experiencia de nuestra praxis. En esa operación, a veces, se descubre que el psicoanálisis –en ese movimiento–reencuentra aquello que le pertenece, siéndole éxtimo –modo lacaniano de situar lo ajeno en lo íntimo. Está claro que se lo reconoce a posteriori.

Pues bien, el lector podrá rastrear en las páginas que siguen, no solo el vocablo unheimliche en la obra de Freud, situando notas o referencias, antes y después de la redacción del artículo de 1919 que lleva ese nombre y en el que sistematiza la noción a los fines de procesarla al modo de una “fábrica del concepto”.[2]

Del mismo modo, se irá desplegando la cuestión aludida, a veces sesgadamente, otras, articulada en la clínica del psicoanalista, en su extensión hacia la filosofía, el arte –en la plástica, en la poesía, en la literatura–, la estética, no menos que en el tratamiento lenguajero de la noción, procediendo a la manera de Freud.

Dado que lo Unheimliche freudiano, de inicio acarrea un problema a su traducción en otras lenguas, ¿cuál es la novedad que trae a los analistas lo que se muestra mediante esa noción? (…) Pruebas al canto: en este caso habrá de constituirse, así, un itinerario por la articulación de variadas puntuaciones indicializadas en cada uno de los textos que componen este número, en tanto avanza una lectura concebida como partícipe del psicoanálisis en extensión. […]”

Continuar leyendo en la revista

[1] Jacques Lacan: “Función y campo de la palabra [parole-habla] y del lenguaje en psicoanálisis”, en Escritos 1, Siglo Veintiuno editores, México, 1976, pág. 61.

[2] Roberto Harari: “Extensión de lo siniestro”, en Polifonías. Del arte en psicoanálisis, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1998.