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27 octubre, 2015

«Objetos negados»

«Objetos negados»

Entrevista a Nuna Mangiante

Por Agustina Sarni y Julián Marcó

Figuras bidimensionales, intervención con grafito sobre fotografías,  contrastes, son rasgos que aparecen en la  singular obra de Nuna Mangiante. La artista pone en negativo la realidad, jaqueando la percepción del espectador. Cabe citar la idea del ojo imaginativo – que aparece y se expande en el romanticismo-, exaltando la potencia creativa del artista a partir de representaciones sensibles. Decía Paul Klee «el arte no reproduce, sino que hace o construye lo visible» a lo que se puede agregar, el arte crea imágenes de cómo es la vida y la experiencia. Para conocer el  proceso creativo de esta enigmática artista,  El Gran Otro la entrevistó.

¿Cómo empezaste?

Soy de Córdoba y siempre fui a escuelas de arte, allá fui a la Figueroa Alcorta, y cuando vine a Buenos Aires fui a la Pueyrredón.

¿Y esto a que edad fue?

Ni bien terminé el secundario me metí en Bellas Artes. En un principio estaba entre arquitectura y bellas artes. Fui a la facultad de arquitectura, en un principio me gustó porque amo todo lo que involucra su estudio, los tableros, las reglas, es material con el que trabajo, pero cuando entre a la Figueroa Alcorta, que era una casona vieja, destruida, con esa estética tan particular, me quede ahí, era lo mío. Y ahí empecé a trabajar, a pintar y descubrí que mi medio para trabajar era el lápiz. Me di cuenta que el dibujo es lo que me hace trabajar, me da la posibilidad de ponerlo en cualquier superficie, en diferentes medios. Me gusta sacar al lápiz del lugar común y llevarlo al máximo, como lo es el color plateado, me interesa exponer el lápiz al máximo de su fuerza.

¿Te diste cuenta rápidamente que el lápiz  es la herramienta que mejor dominas para tus obras?

Si, me di cuenta rápido. Se dio trabajando, una de las cosas que te da la escuela, es la pluralidad de trabajar con diferentes medios, ya sea escultura, grabado, pintura de todo tipo. Experimentando y comparando me di cuenta que en el dibujo me sentía cómoda. A su vez también tenía que ver con economía de medios, el dibujo siempre me salvaba porque con un lápiz y un papel se puede producir muy bien.

¿Hiciste pintura?

Si, tengo varias pinturas. De hecho ahora voy a  hacer una muestra de pintura mezclada con grafito, de todas maneras creo que siempre el dibujo es mi base, es el portavoz que me permite desarrollar lo que hago y he hecho siempre.

¿Das clases de arte?

Si, fue algo que siempre me gustó también. Siempre me mantuve dando clases de arte, para mi es sumamente enriquecedor, me despierta mucho el tema de las ideas. Trabajar con chicos me ayuda a mantenerme fresa en mis pensamientos y posturas. Es algo que disfruto mucho.

¿Cuándo empezaste a circular tu obra?

Fue desde los noventa, yo empecé a hacer muestras en el Centro Cultural Rojas y desde esa época nunca dejé de desarrollar obras.

¿Estas exponiendo?

Ahora estoy en el Centro Cultural Kirschner con fotografía latinoamericana, convocada en una muestra de fotógrafos.

¿Cómo empezaste con la fotografía?

Con la fotografía empecé por un amigo, él hacía fotografía. Empecé a ver todo ese material y  me empezó a encantar. A partir de ahí empecé a pensar en cómo intervenir la fotografía y esa idea siguió su curso hasta ser las obras que ves ahora. Mi producción es una gran serie que no termina.

¿Qué buscas cuando intervenís una obra con el grafito? ¿es una forma de bloqueo de la realidad?

Si, sobre todo cuando se trata de objetos. El objeto toma el papel de crítica social. En una serie que se llama «Objetos negados» los objetos de la fotografía están de cierta forma clausurados porque la fotografía te transmite una imagen que en la realidad es tridimensional pero que en la misma fotografía es bidimensional. Entonces me permite hacer un doble juego, evitando el acceso al objeto, levantando un muro metálico que te impide llegar a la acción porque vos ese objeto no lo podes ver, no lo podes oler, no lo podes tocar. Es un juego visual de volver realmente bidimensional la foto. Funciona como un lenguaje plástico que utilizo mucho para generar distorsiones en la imagen fotográfica.

¿Y cuándo es una intervención  en un espacio como juega el tema de la luz? ¿Cambia mucho en comparación con la fotografía?

La luz es el cincuenta por ciento del trabajo porque cuando vos caminas, lo que va por un lado de la trama es brillo y para el otro lado se oscurece, entonces los textos y los fondos se empiezan a mover y el grafito puro tiene otro significado, el texto a su vez juega con eso.

¿Hay alguna obra con la que te sientas más identificada?

La obra de los confesionarios. Cuando la expuse hice una instalación con fotografía y dibujos: la instalación estaba compuesta por confesionarios simulados por fotos de los mismos, que adentro tienen textos y dibujos eróticos. Yo para hacer esa producción fui por todo Buenos Aires a sacar fotos de confesionarios antiguos, fue una experiencia especial, la fotografía te da la posibilidad de ser una especie de antropólogo urbano. Esa es una obra que no vendería.

¿Cómo surge la idea de esa producción?

La obra siempre tiene que ver con la vida de uno, las producciones salen de alguna vivencia o de algo, son pensamientos que vos vas guardando como archivos latentes. En algún momento de tu vida, por alguna cuestión eso sale, y cuando pasa, yo lo tomo para trabajar. Esta producción se debe a que yo de chica fui a un colegio de monjas, y me llamaba la atención el tema del pecado, del sexo, de los hombres. Me quedaron muy presentes temas vinculados con la religión y el pecado. A su vez veo los confesionarios y me parecen de una estética divina.

¿Cuales son tus referentes?

Rodchenko o Switzer fueron los principales al comienzo, Agnes Martins, escultores como Manfred Pernice y Charles Ray. Pinturas e instalacion, Tracy Emin y Way Guyton, Argentinos que admiro, Nicola Costantino, Gustavo Lowry, Gabriel Valanci, Marcia Stvartz, León Ferrari, Luis Benedit entre otros. Me nutro del pensamiento de artistas en los cuales encuentro empatía

¿Como se puede ver tu obra?

Mi obra, si bien  es cerrada y oscura, tiene siempre un resultado austero y fuerte en su simbología. Como te decía, no es de diseño, pero las personas pueden leerla, porque entienden cual es el fin de la  utilización de esos signos  plásticos.

La elección del material con que Nuna interviene las fotografías, se presenta como una herramienta óptima para la experimentación tanto en materia técnica como expresiva, el grafito habla de la plasticidad para penetrar un objeto inerte o el paisaje congelado de una foto. Ese otro lado de la imagen, también nos revela la síntesis y lo simbólico de «una realidad a veces imposible de nombrar» como diría Lacan, uno de los padres del psicoanálisis.