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25 septiembre, 2015

El complejo concepto del arte

El complejo concepto del arte

Entrevista a Raúl Zuleta

Por Raquel Tesone

Abordar el  tema de los falsos límites de la caricatura y, tratar de discurrir si se la puede considerar una disciplina artística, implica entrar en el resbaladizo terreno de las definiciones y, en este caso  particular, transitar por el complejo concepto del arte. Desde el psicoanálisis hay cierta imposibilidad de definir, porque las palabras son metonímicas, su sentido se corre.

Para buscar algunas respuestas, aprovechamos la estadía en Argentina del maestro Raúl Zuleta y, en nombre de El Gran Otro lo entrevistamos:

¿Empezaste primero con la pintura o como caricaturista?

La historia se remonta en mis inicios, hace diez años atrás cuando tomé un curso de pintura con un profesor que a la vez es el Director un evento de caricatura en Colombia, entonces allí  la caricatura apareció en paralelo a esa formación. Él me invitaba a los talleres y a eventos, pero mi enfoque profesional estaba exclusivamente en la pintura. La caricatura se fue dando como una habilidad. Con este profesor, comencé a enviar caricaturas a algunos concursos, yo era muy joven y sorpresivamente, empiezo a ganar algunos premios y a quedar seleccionado. Siempre digo que eso fue como una bola de nieve que empezó y fue creciendo a tal punto que sobrepasó la otra carrera. Empecé a ganar premios a nivel internacional, a viajar, y en el 2013 por primera vez, envié a un concurso que es uno de los concursos más importantes: el WordPress Cartoon. Por eso viajé por toda Europa con mi arte y, es un premio que tiene un gran prestigio dentro del ambiente.

¿No esperabas ganar ese premio?

No. La verdad que lo envié porque un artista muy reconocido me dijo: «oye, envíalo». Así fue que el dibujo de Adán y Eva ganó. Fue muy paradójico porque Eva a la serpiente la toma como si fuera un lazo para atar a Dios y Adán, y ella sale huyendo como fuera del cuadro. Justamente se llama: Mujer libre.

Para concursar, uno de los requisitos es que la caricatura esté impresa en algún periódico, y para mi sorpresa, en el 2012, la publicaron en Perú en la única edición que salió de ese periódico, porque tuvo algunos inconvenientes, fue una de las coincidencias más importantes de mi vida. Cuando me ví en Europa junto a los caricaturistas más célebres, me di cuenta que llegué a las grandes ligas, entonces, lo que parecía un hobbie, se había convertido en una carrera importante. Aunque ese asunto de la pintura y el arte, sigue estando.

¿A la caricatura no la consideras arte?

Una vez para El Gran Otro escribí sobre los falsos límites entre la caricatura y el arte, y allí daba respuesta que efectivamente no existe límites entre ambas expresiones, y que la caricatura perfectamente hace parte del arte, y yo desde mi experiencia en ambos campos no encuentro una distinción entre lo uno y lo otro, más bien la distinción va enfocada a la intención e ideas que me interesa desarrollar en cada uno de esos lenguajes. La pintura  responde asuntos internos míos, la caricatura es más  una respuesta a  asuntos externos, a un mensaje que enhebra el lazo social, allí encontré una articulación con Internet y el publico que habla sobre mi obra, construí otra propuesta artística sin darme cuenta y en ese punto también hay toda una interpelación a  la realidad social del presente. Trato de realizar la caricatura como pieza de arte, ya que en el siglo XX la caricatura estuvo exclusivamente en los periódicos y por ello se consideró como un arte menor. Ahora mi intención es reconocerle ese valor a la caricatura y ponerla de nuevo a circular en el ambiente del arte a través de galerías y museos, incluso comercialmente dándole el mismo valor. No hago categorías entre pintura y caricatura, aunque las tomo como diferentes medios para expresarme. Yo no los puedo distinguir porque soy las dos cosas, caricaturista y pintor, un artista que se pregunta cuestiones muy internas a través de la pintura y el dibujo.

¿Y tu obra «Katabasis» tiene que ver con tu mundo interno?

Si, justamente en el 2012, tenía 29 años – dicen que los 30 generan crisis –y ahí entré en una etapa que todo se me derrumbó para generar algo. Fue un derrumbe existencial que me llevó a hacer esta serie y la llamé Katabasis, porque significa tocar fondo y volver a subir. Si la pintura no sirve para esto, sería el suicidio. En un texto hablaba de cómo muchos artistas tuvieron esa experiencia pero no lograron ascender, es decir salir de esa crisis como Van Gogh. En mi caso, esa angustia existencial me llevó a abandonar todo de mi vida, trabajo, relación, y volví a esas fuentes del expresionismo abstracto que siempre me gustó. Volqué todo allí antes de venirme a Buenos Aires y al llegar aquí, el infierno continuó. Me vine con la obra y tuve la oportunidad de exponerla de forma individual en la Galería Arte y Parte en San Telmo, pero esa obra aún no se ha vendido. Después de un año acá, regresé a Colombia, y esa obra representa la crisis y marcó un antes y un después. Ahora estoy saliendo de esta crisis y encontrando el camino de este nuevo ciclo.

Y ahora que estás saliendo, seguramente, se va a vender, porque ya está fuera de tu ser.

Yo creo que la obra respondió a esa necesidad interna y es uno de los objetivos, después si se vende, no es lo primordial, porque las buenas obras, responden al artista y no al mercado. Esta obra ya se ha exhibido dos veces en Buenos Aires,  y en mi última visita, al ver una pintura de Pollock en el Mamba, entendí que la serie Katabasis, es la serie de pintura más honesta que haya pintado, me liberé de todo pensamiento, perjuicios e intenciones de éxito, y simplemente pinté para descubrirme a mí mismo, para bajar a esos infiernos internos, de ahí sentí que esa fuerza está en mi obra. Ya en otra perspectiva, al igual que cualquier artista, espero que se venda en algún momento, pero más que nada, porque significaría una forma de cerrar ese ciclo y salir definitivamente del Katabasis.

Vender esa obra, ¿significa que las emociones volcadas en los cuadros ya estén superadas?

Exacto. Estudiando sobre constelaciones familiares, reparadoras, ahí entendí mucho sobre mi recorrido.

Sin duda la obra del maestro Zuleta trasciende el mercado del arte. Su obra habla de un presente innombrable, porque es una real, al que solo se accede a través del arte. No hay limites entre las disciplinas, sino entrecruzamiento, podríamos pensar que es un artista contemporáneo que pinta, dibuja e interactúa con su obra en las redes sociales. Abriendo interrogantes que permiten avanzar en la comprensión del concepto de arte contemporáneo.